Queremos que tus muebles te acompañen por muchos años, así que acá van algunos consejos simples para mantenerlos siempre como nuevos ✨
La madera y el calor no se llevan bien. Evitá apoyar tazas, ollas o cualquier recipiente caliente directamente sobre la superficie. Usá posavasos, individuales o bases térmicas para proteger tu mueble y evitar manchas que pueden ser permanentes.
¿Se volcó algo? ¡No lo dejes secar! Cuanto antes limpies, mejor.
Usá un paño limpio o papel absorbente presionando sobre la mancha sin refregar, para no expandirla.
Muchos productos de limpieza lo contienen y, con el tiempo, pueden opacar el brillo y alterar el color.
Lo ideal: un paño de microfibra apenas humedecido con agua para limpiar, y otro seco para repasar. Si querés sumar protección, podés usar un poco de cera en aerosol especial para muebles.
Si vas a mover un mueble, levantalo (¡con ayuda si es pesado!). Arrastrarlo puede dañar las patas o desajustar su estructura, aunque esté bien construido.
Cada mueble fue pensado para un uso específico. Evitá sentarte o pararte sobre mesas, cómodas, estantes o cajones: pueden dañarse o deformarse.
Si tenés una pared con humedad, tratá de no apoyar tus muebles directamente contra ella. La exposición prolongada puede afectar los materiales con el tiempo.
Los difusores líquidos pueden manchar fuertemente la madera si se derraman.
Te recomendamos colocarlos siempre sobre una bandejita, base de cerámica o posa difusores para evitar el contacto directo con la superficie del mueble.
Un pequeño descuido puede dejar una marca permanente.
Nos encantan las plantas, pero si las macetas pierden agua o generan condensación, pueden manchar y dañar la madera.
Siempre usá platos o bases impermeables debajo, y asegurate de que no quede humedad atrapada entre la maceta y el mueble.
Con estos cuidados simples, tus muebles van a mantenerse hermosos y funcionales por muchos años más 💛